La puñalada
Acá subo una hermosa versión de la milonga La Puñalada (Castellanos / Flores) interpretada por Horacio Larumbe en el Teatro del Parque España en octubre del 2002.
Críticas de espectáculos y hechos culturales de Rosario y otras yerbas.
Acá subo una hermosa versión de la milonga La Puñalada (Castellanos / Flores) interpretada por Horacio Larumbe en el Teatro del Parque España en octubre del 2002.
1- Pappo’s Blues III (1973)
Algún extraña razón nos lleva a que no escuchemos casi nunca más los mejores discos de nuestra vida. Quizás ya se integraron tanto a nuestro mundo y podemos recurrir a sus canciones sin necesidad de cds, cassettes o reproductor de mp3. Puede que sólo nos queden por delante esos felices momentos en que encontramos nuestros pequeños tesoros personales en la radio, al pasar por una casa o vaya a saber uno donde. La felicidad que suele provocar la coincidencia inesperada.
Mate por medio Diego Casanova, cantante de la Rosario Smowing, ya tenía en mente qué discos iba a nombrarme. Discos que habían cambiado su vida pero que hacía demasiado tiempo no escuchaba. A los 12 años le regalan Pappo’s Blues III “y lo que tocan esos tres negros me mató” dice al borde de la exaltación. “¡Pappo, Machi y Pomo! ¡Qué jugadores!” Pappo para este tercer disco cambia a Black Amaya y David Lebón por Machi y Pomo que se reencontrarían pocos años después en Invisible junto a Spinetta. “Me decían que cómo podía escuchar a un tipo que cantase así de feo y con letras tan básicas, pero yo ya apostaba a la simpleza, lo mínimo”. Recordamos una canción hermosa –cantada por Machi– como El sur de la ciudad y hablamos de ese casi desprecio que parecía tener Pappo por el formato canción. Para él las canciones eran solamente excusas para sus solos de guitarra y la mitología cuenta que las letras las componía en el mismo estudio de grabación minutos antes de tener que grabar la voz. “Quizás la poesía de él pasaba por ese lado” resume Casanova. La poesía directa, el guiño canchero con la boca torcida. Quien pueda disfrutar de una frase como “no puedo evitar que vengan hacia mí los sandwiches de miga” seguramente podrá disfrutar la obra entera de Pappo como letrista.
Muchas veces al premiarlo por su virtuosismo como guitarrista lo que se está haciendo es ningunearlo como músico total: compositor y cantante. Artista. “Las letras de Pappo me emocionan desde su simpleza, me llegan directo sin ninguna complicación innecesaria”. La posta que Casanova trata de recoger día a día de ese artista es justo esa: el despojar la canción de lo accesorio para encontrar el núcleo, lo importante. “Eso que podés silbar distraidamente en tu casa mientras tomás un mate”.
Año – 1973
Pappo: guitarra y voz
Machi Rufino: bajo eléctrico
Pomo: batería
Pappo’s Blues III es tal vez el disco más querido de esta banda que tenía un estilo llamado rock pesado por esos años. El único disco grabado con Machi Rufino y Pomo. El tema instrumental Stratocaster Boogie muestra la versatilidad de Pappo como guitarrista y El sur de la ciudad da cuenta de su veta compositora muchas veces olvidada.
2 – Salve (La Polla Record) 1984
El punk rock siempre estuvo conmigo y “Punky de postal, punk de escaparate. Moda punk en Galerías ¡Muy punk!”, las letras de este grupo son impresionantes.
3 – Blank Generation (Richard Hell & The Voidoids) 1977
Una versión casi inglesa del punk americano con Robert Quine (guitarrista) que muestra en el arte de tapa su carnet de estudiante de Berkley y un Marky Ramone que por esos años se llamaba Marc Bell. Casanova muestra orgulloso su vinilo
4 – La llorona (Chavela Vargas) 2004
La fui a ver al Luna Park el año pasado y debo confesar que no pude parar de llorar de la emoción. Ella parada con su poncho y sólo dos guitarristas. Increíble. Grabé el recital y se escucha mi llanto de fondo todo el tiempo.
5 – U.S.A. (King Crimson) 1975
Es uno de los discos que más veces escuché en mi vida. No se puede creer que una banda suene así en vivo.
1 – Ten (Pearl Jam) 1991
Cuando uno piensa en ese disco que cambió nuestra relación con la música -o con el mundo- lo más usual es que todo nos remita a la adolescencia. Allí, en ese momento, se cifra nuestra identidad y futuro. Y el caso de Pablo Pino no es una excepción a esta regla. Porque después de pasar por discos de Ramones y Ataque 77 “a los que escuchaba más que nada para sentir la pertenencia a un grupo” alguien le muestra Ten, el primer disco de Pearl Jam. Alguien que conoce en unas vacaciones familiares en Brasil y que se transformará en su primer dealer musical, “uno de esos tipos generosos, con discos que te abren la cabeza”.
Corría la década del ’90 y el vaporoso sueño de pertenecer al primer mundo se palpaba en todos lados. Argentina establecía relaciones carnales con países más poderosos y un Pablo Pino adolescente escuchaba Jeremy “sin entender una palabra en inglés”, esa canción de Pearl Jam que habla de un chico que se pega un tiro delante de sus compañeros. “Igual yo sabía de qué hablaba: de que no todo estaba tan bien en ese primer mundo, de que algo malo pasaba y por ese costado empiezo a escuchar Ten sin parar”. Tanto que gastará el primer disco, comprará un segundo que terminará prestando y perdiendo, y recibirá un tercero de un amigo. “Por esa época tocaba Black en la guitarra porque era la única que podía tocar. Veía mil veces los videos de Alive y Even Flow por MTV, pero me costaba encontrar gente que compartiera mi gusto.”
El dealer/amigo que una tarde en Brasil le mostró ese disco de Pearl Jam no imaginó jamás que el adolescente Pablo Pino buscaría y encontraría gente con las mismas pasiones e inquietudes. Que esa gente armaría una banda que hoy se llama Cielo Razzo y que ya está preparando su quinto disco. “En mi vida siempre le he dado mucha importancia a esa gente que te tira discos, esos dealers, porque es una oportunidad de conocer cosas que de otra manera no llegarían a uno” dice Pablo Pino mientras se promete a sí mismo llamar a ese viejo amigo.
Año – 1991
Integrantes:
Eddie Vedder Vocals
Mike McCready Guitar
Stone Gossard Guitar
Jeff Ament Bass,
Dave Krusen Drums
Ten es el disco quizás más clásicamente rockero de la ola grunge que a principios de los ´90 se origina en Seattle. Con letras que hablan de gente sin hogar, violencia, juventud perdida pero que, sin embargo, no le quitan potencia ni accesibilidad. La voz de Eddie Vedder y la guitarra de McCready (tan Clapton, tan Hendrix) serán sus marcas registradas.
2 – The real thing (Faith no more) 1989
Un disco de una contundencia impresionante pero con unas melodías, como la de Epic, que no se pueden creer.
3 – Tuesday night music club (Sheryl Crow) 1993
Es un disco de canciones hermosas que me hicieron estar casi enamorado de Sheryl Crow y su guitarra.
4 – Paralamas (Paralamas do Sucesso) 1991
Siempre tuve ganas de hacer un cover de ellos. En especial de “Linterna de los afiebrados”. Verlo a Vianna tocando es siempre una cosa muy fuerte.
5 – Ahí vamos (Cerati) 2006
Tantos se lo pierden por prejuiciosos. Yo fui a verlo y me encantó.
Los espectáculos de verano en Rosario suelen ser problemáticos y esas mesas de ping-pong y metegoles en medio de la pista del Willie Dixon son un síntoma clarísimo de esa desorientación. Así y todo las cosas siguen: The Broken Toys confía en sus seguidores y dobla la apuesta a favor de la música retro invitando en esta ocasión a The Tormentos (banda surfer de Buenos Aires).
Sufrimos mucho los pocos fans de esta banda cuando a mediados del 2001 una noticia empezó a correr en la web: Freaked out and small (2000) había sido el último disco de The Presidents of the United States of America. Los blogs y páginas de fans (no tantas) contaban que Chris Ballew, su cantante y bajista había tenido un hijo y andaba con ganas de abandonar un poco el mundo de los business musicales para ser un padre-presente. El gesto tenía algo de dignidad, esa que le conferimos automáticamente a toda persona que renuncia a algo, pero lo más importante era que al fin y al cabo nosotros no tendríamos más discos de ellos.
La banda de Gillespi vino, vió y venció. Un público ansioso lo esperaba en la calurosa noche del viernes y el trompetista de Buenos Aires llegó para cumplir con las expectativas que genera su propuesta: música y humor. En un escenario excesivamente pequeño, los 7 integrantes de la banda trataron de acomodarse y sortear los problemas de sonido -de todo tipo- que a través de la noche fueron surgiendo. Problemas que contribuyen, a su manera, a crear ese clima de "living con amigos a las cuatro de la madrugada" tan característico de los shows de Gillespi.
La noche estaba anunciada como "Noche de Nü Rock" y hubo algo de publicidad engañosa en el título. Quizás la parte más "rock" la iban a aportar la gente de Minicubics -no lo sé- pero la noticia de que el cantante de esa banda tuvo "problemas personales" y no se pudo presentar a último momento nos dejó a solas con la parte "nü". Nü metal para ser más precisos: porque, digámoslo de una vez, lo del jueves fue una noche de "Nü Metal", y bien clásico. Guitarras con buenas pedaleras, contrastes entre serenidad contenida y explosiones distorsionadas, ritmos bien trabados y trabajados, bajos con grooves bien graves. Es decir, una vez más, Nü Metal.
¿Te gusta Bob Dylan? ¿Te gusta U2? ¿O Stevie Wonder? ¿Evanescence? ¿Ray Charles? ¿John Coltrane?¿Johann Sebastian Bach? ¿Que tienen todos estos músicos en común? Que muchas de sus letras y melodías son esencialmente cristianas. Algunos lo sabemos, otros no, pero a todos nos suena como "está bien, son cristianos pero son del hemisferio norte y entonces no pasa nada". Ahora si te digo que R.E.S.C.A.T.E. es una banda de rock gospel o cristiano casi esencialmente rosarina ¿no te parece que molesta un poco más que lo anterior? Bueno, con todos estos prejuicios en la mochila me acerqué a su CD, a su recital y a la mesa de un bar para charlar con Ulises Eyherabide, cantante de la banda.
El Galpón 11, al lado del río, era una heladera el sábado a la noche y la verdad es que había muy poca gente cuando comenzó el show del trío rosarino Sinapsis. Mucha fuerza y ritmos bien bailables de esta banda techno-rock con claras influencias de Depeche Mode, Kraftwerk o Joy Division. Más cercanos al concepto de “tocar” música que tienen los dj´s, brindaron un set muy electrónico que el público no acompañó: todos permanecimos a tres o cuatros metros de la valla. Y para peor, sin bailar. Lo que al hablar de este género y de nosotros como público es bastante malo.Los tres integrantes, Charles Egg (sintetizadores + programaciones), Martín Arias (guitarras) y Leandro Giandoménico (batería), dieron todo de sí pero no alcanzó, el frío reinaba y bailar no parecía ser una opción para entrar en calor. Además, la energía de las canciones comenzó a decaer ante tanta insistencia del mismo tempo, que las volvía parecidas unas a otras y hasta intercambiables quizás. La aparición de un cover de Depeche Mode amagó con soltarnos un poco pero las falencias de la voz de Charles Egg les jugaron en contra.
En un reportaje de un par de meses atrás los integrantes de La Portuaria trataban de precisar ante el periodista en qué consiste eso que todos llamamos "éxito". El baterista (el rosarino José Luis "Colo" Belmonte) decía: “el éxito es disfrutar lo que se hace y tener la posibilidad de seguirlo haciendo”. Teniendo en cuenta esas palabras podemos decir que La Portuaria es un grupo totalmente exitoso porque la felicidad que irradiaron detrás de sus instrumentos fue avasalladora y, mejor aún, contagiosa. ¡Cuantas ganas de tocar que tienen estos tipos que -encima- vienen remando hace tanto! Como si fueran apenas unos primerizos.
Si había alguien que había quedado mal predispuesto por los últimos shows que Gonzalo Aloras había dado en Rosario, el show de Luna Bar del viernes 6 de mayo, fue toda una sorpresa. Una sorpresa bastante grata por cierto. Lo que en otras oportunidades sonó improvisado y desajustado, bajo la excusa de un cierto “intimismo”, esta vez se trasformó en precisión y calidad. Un trío con la presencia de dos grandes y no muy conocidos músicos como Mariano Sanci en bateria y Alvaro Ruiz en bajo, más un Gonzalo Aloras demostrando que el piano muestra un costado más interesante suyo.
La noche y el lugar eran ideales para un momento de buenas canciones con algo de rock. Bastante más gente que en los anteriores recitales que Estelares diera en Rosario. Una pantalla con videos iban preparando el clima. El último video fue de Bob Dylan, el cual festejó Manuel Moretti (cantante) al subirse al escenario para comenzar el show.
Hoy viernes a partir de las 21 hs. se presentan Coki and the Killer Burritos y Estelares en el CEC (Centro de Expresiones Contemporáneas) dentro del marco que incluye, entre otras cosas, proyección de cortos audiovisuales rosarinos y performance de clown. Corso Gómez dialogó con Víctor Bertamoni, guitarrista de Estelares.
POST-CROMAÑÓN
Este sábado vuelve a tocar Cuni Massa y su banda luego de una larga ausencia. La cita es a las 23 horas en García y contará con la participación de varios invitados. Con motivo de este regreso RosarioRock la entrevistó telefónicamente.
En un reportaje de hace poquísimos días le preguntaron a Charly García si estaba rescatando canciones que hace mucho tiempo no tocaba en vivo. Siempre lúcido, le contesta: "Rescatar es una palabra muy heavy. Yo prefiero pensar que el pasado, el futuro y el presente están acá siempre y que no rescato nada". Y para quienes estuvieron el pasado sábado 18 en el Anfiteatro esa permanencia del pasado en el presente fue palpable. Cada canción era una parte de cada uno de nosotros, cada uno tenía sus preferidas: aquella que lo había acompañado en algún momento o durante tanto tiempo. Las canciones de Charly García son partes de nuestras vidas y nada será capaz de alterar esa relación: ni siquiera el mismo Charly García. Pero vayamos más despacio.
Pocos minutos antes de comenzar el show se notaba que el Teatro del Parque Españales había quedado grande a las dos bandas. Grande y extraño. Menos de un tercio de la capacidad completa en una sala donde habitualmente se ven otras cosas. La gente que se acercó este sábado no parecía ser la misma que se acerca a los shows en salas más "rockeras". Pero había que comenzar y apenas pasadas las 21:30 apareció Mundo Bizarro.
SINCRONICEMOS NUESTROS RELOJES
Perversos Polimorfos se presentó el viernes en Wolfen (Mendoza y Cafferatta). El lugar es un tanto inusual y "descentrado" (en el barrio Echesortu) para lo que es la escena local. Pero pensándolo bien, tal vez sea el lugar indicado para una banda bastante inusual y descentrada como ésta. Hay cierto nivel de caos en cada show de Perversos Polimorfos que invita a la alegría. Un caos -por otra parte- totalmente controlado por los cinco integrantes (Pol, Pony, Nono, Dal y el Negro que se agrega en segunda guitarra desde este show) y usado como efecto estético.
Muchas veces ciertos puristas le preguntan a Gillespi si le cuesta separar todas sus facetas: la de músico, la de humorista, la de escritor, la de hombre de radio. Para suerte nuestra, la realidad no está guardada en compartimientos y todo se entrevera como puede. Gillespi es una pequeña muestra de que el resultado de esa mezcla incluso es divertido. Porque quienes estuvimos el domingo en Willie Dixon pudimos disfrutar de su música, de su histrionismo, de su manera descontracturada de concebir un show. Pudimos disfrutar "eso" que es Gillespi.